Local muy decorado con una cocina normalita sin pretensiones. El servicio pésimo y el porque, lo describo a continuación. Hicimos una reservación para celebrar un cumpleaños en una zona específica del restaurante que ellos llaman “gazebo”, cuando llegamos el lugar estaba ocupado y la anfitriona nos dijo que la mesa estaba ocupada desde las 2 de la tarde y que había que esperar un rato, observas un poco y ves que apenas están con los entrantes y constatas que la muchacha de la puerta y el supuesto maitre de la sala te han mentido descaradamente y a partir de ese momento prefieres ordenar algo sencillo que conozcas en vez de experimentar por miedo a que se vuelva a repetir la mentira. No pienso repetir la verdad.

apareció un domingo en publicidad de IG e intentamos reservar pero no había sitio, así que pedimos para la casa y nos encanto, la carta no es extensa pero es de calidad, las berenjenas son para repetir así como la ensalada de lagarto,el pato hay que pedirlo con antelación así que será la siguiente vez. no conocemos el lugar así que no sabía cómo puntuarlo. Es para repetir y explorar la carta.

pedimos arroz con mariscos y no estaba a la altura, nos quedamos con la sensación que viven de la fama de otros tiempos.

el de toda la vida, con la misma decoración y el mismo menú, no han cambiado y tampoco renovado, es una lástima porque se nota el paso del tiempo, pedí las alcachofas y estaban duras, poca calidad inclusive en el pan. Ha visto tiempos mejores.

la parte de arriba es un restaurante con buena comida y buen servicio en un ambiente moderno, las raciones son generosas y se nota el ojo del jefe en todo momento, musica en vivo con buen talento. La parte de abajo es un mercado de Delicatesess muy surtido, vale la pena visitarlo.

hace tiempo que no pasábamos por este restaurante. Ha teñido cambios desde la pandemia, siguen teniendo buena comida, pero el ambiente y la decoración han cambiado mucho. me comentaron que se dedicaron al delivery que los mantuvo a flote, pero el local ha sufrido muchos cambios. Vale la pena la comida que sigue siéndo muy buena

buen ambiente y mejores pizzas, se agradece que las tengan en 2 tamaños, el servicio no es muy profesional, pero definitivamente es el mal de este país y su falta de buenas escuelas de hostelería. Probamos las pizzas y la verdad es que son muy buenas, vale la pena repetir.

Fuimos varias personas y salimos con la misma decepción. No tenían varios platos de la carta incluidas salsas, inaceptable para un restaurante que aunque sea nuevo, sus jefes tienen experiencia en el negocio. Pedimos varias entradas, arancini de calamar que estaba soso, los calamares fritos igual, el vitel tonne muy bueno al igual que el carpaccio de lomito muy bueno. Los principales muy mal, dos personas en la mesa pidieron el mismo plato y ni siquiera tenían la misma porción ambos, a primera vista muy mala impresión, la pasta no estaba al dente y las porciones pequeñas para el precio. Los postres fantásticos, sin duda el helado de pistacho es para probarlo. El personal muy atento y profesional, lamentablemente no es para repetir.

Ahora que ha vuelto a ponerse de moda la cocina francesa y empieza a proliferar esta cocina hay que visitarlo, la comida es muy buena aunque al servicio le falta un poco más de aprendizaje, fallan en no tener una carta de vinos ni alguien que sepa aconsejar adecuadamente. Hay que probar el tatin de manzana, en mi opinión de lo mejor.

pues las 3 veces que he ido a probar sus rolls no han tenido y la persona en la caja ( siempre ha sido el mismo, un hombre de mediana edad con cara de pocos amigos) me atendió de mala gana y diciendo “ quedan empanadas”, siempre he ido de mañana entre las 10 y las 11:30.