Sitio escondido, pocos conoceran la joya que es, sentarse al aire libre sin nadie que te moleste, con pasapalos y cerveza para poder hablar te hace sentir en europa en medio de Caracas
Sobre el restaurante



SERVICIOS
Reseñas
(53 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Tiempo sin ir, regresé y está igual de buena la comida, por supuesto su pollo a la canasta es el mejor de Caracas, la sopa de cebolla muy buena, la ensalada César, el carpaccio y todo muy bueno. Cerveza fría y tranquilo ambiente. Los postres estaba poco atractivos, ahí fallan, al lado estaban comiendo una Fideuá y olía y se veía muy bien, voy por ella pronto. Hay que estacionar en la calle y hay que estar muy atento al bajarte y subirte, como en todas partes. Me pareció muy pequeña la porción de tártara que traía el pollo y el baño estaba inservible, lo cual resta siempre, pero los dueños de los locales siguen sin entender ese concepto de servicio de hospitalidad y atención. Es tan simple y tan de sentido común, que no entiendes porque gerencian así. Si mejoran eso, les subiría mi puntuación en ambiente y atención.
Este restaurante tiene un aire de clandestinidad en un sector donde parece que el tiempo no pasa, como aquella crónica "Sabana Grande: Refugio de lo sagrado y profano" del periodista y gastrónomo Alberto Veloz. Tiene dos ambientes, una terraza relajante y discreta y el restaurante propio que al entrar percibes un armonioso ambiente festivo, familiar y contagiosamente amigable. reflejo que los que estan allí la pasan bien. La Carta es amplia y generosa pastas, aves, carnes , pescados y unas interesantes propuestas peruanas. Pedimos el pollo a la canasta el cual según comentarios es el mejor de la ciudad y realmente no nos defraudo, jugoso y crujiente con una buena salsa tartata, las cestas de platano divinas, las bruschettas de capresa formidables y el carpaccio de lomito elegantemente sutil pero con una impactante explosión de sabor, es lo que llaman un plato con memoria. De postre Brownie con helado estupendo y por cortesia de la casa un digestivo a base de anis y jengibre que después de semejante banquete fue la guinda del pastel. Cabe destacar que los sabados hacen pulpo a la parrila en anafre y el Sr "Toñito" nos dio a probar y es realmente de antología! Cuando un restaurante ofrece dedicación, pasión, honestidad y buena comida... volver es estrictamente obligatorio.
Es un lugar agradable y pequeño, sin duda alguna su mejor plato es el pollo canasta. Es perfecto para ir en familia, el ambiente permite hablar de diversos temas sin sentirse aturdido. Es uno de mis lugares favoritos más allá de su ubicación. Es un poco difícil conseguir donde estacionar, pero vale la pena.
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